Estudiar y estar motivados al mismo tiempo a veces no es fácil. Si para nosotros los adultos puede resultar complicado, imagina lo que sienten los niños. Las tareas y las obligaciones escolares pueden convertirse en un dolor de cabeza. Admitámoslo, puede resultar aburrido y tedioso. Pero hay ciertas cosas que podemos hacer para que nuestros hijos cambien esta percepción y estudien con motivación.
¿Quieres saber cuáles son? Lo primero que tienes que tener en cuenta es que los niños no sentirán amor por el estudio de la noche a la mañana. Hay ciertos factores que debes evaluar como su capacidad de aprendizaje, el tema, el método de estudio que usa, entre otros. Si a pesar de hacer muchas cosas, no ves cambios, lo mejor será consultar con un especialista.
El ambiente influye
Lo creas o no, el entorno puede influir cuando se trata de sentirnos motivados o no. Esto aplica también con los niños y es un factor que se debe evaluar. ¿Tiene tu hijo un sitio adecuado para estudiar? ¿Cuenta con un escritorio y una silla cómoda? ¿El lugar es silencioso? ¿No hay distractores cerca? ¿Hay buena iluminación?
Otro detalle es que las tareas no deben hacerse en la sala o la cocina, lo ideal es que haya un sitio donde tu hijo siempre pueda hacer sus labores. Este espacio será para él o ella por lo que sería bueno que esté decorado de acuerdo a sus gustos. Cuando llegue el momento de estudiar pídele que te entregue todo aparato que sea distractor (teléfonos, tablets y demás).
El niño debe tener su rincón de estudio. En el mismo, creará el hábito de hacer sus deberes y prepararse para los exámenes. Si sigues este paso, verás que tu pequeño comienza a sentirse más motivado a la hora de hacer sus labores. Sobre todo, si a la hora de decorar el espacio lo ayudas y el elige a su gusto el estilo que resaltará en este lugar.
Establece un plan de acción realista que estimule su aprendizaje
Algo que tienes que tener presente es que no es bueno forzar a un niño. Esto en vez de motivarlo, podría ser el detonante para que comience a sentirse frustrado o malhumorado. Si de verdad quieres ver niños motivados con el aprendizaje tienes que establecer metas realistas. Por ejemplo, si tu pequeño nunca ha sido bueno en matemáticas, no puedes exigirle que saque la nota más alta. Todo debe ser paso a paso.
Convierte el estudio en un hábito
Debe haber una hora en la que todos los días el joven se dedique a estudiar. Cabe resaltar que sería una hora si tiene un tiempo intermedio de descanso, pero en caso de no ser así, con media hora será suficiente. No tienes que extender el tiempo, ni exigirle que pase dos horas haciendo tareas. Por ejemplo, si estudia en la mañana, las 4:00 pm puede ser un momento ideal para que haga sus deberes.
Así sería toda la semana y el sábado y domingo, podrías elegir la mañana. La cuestión es que se cree una especie de costumbre. Esto, no solo lo ayudará en el aprendizaje, sino que le servirá en el futuro. Para que el niño recuerde que tiene que estudiar, lo ideal es que no tengas que recordárselo tú. Puedes poner una alarma, así sabrá cuando tiene que comenzar a estudiar.
Metas que lo impulsen
Establecer metas siempre es necesario. Más aún si luego queremos ir midiendo los resultados. Lo ideal es que en este proceso participe el niño, para que así el mismo pueda dar su opinión sobre cada cosa. Un ejemplo de una meta podría ser: “En el examen de la semana que viene se debe superar la nota promedio”. Recuerda que las metas deben ser alcanzables.
Escribe las metas de la semana en un papel y colócalas en un lugar donde tú como tu hijo puedan verlas. Ten presente que enseñamos a través del ejemplo, incluso es el modo más efectivo; así que, si estableces metas personales para ti, recuerda cumplirlas. Usa colores, al escribir cada meta y resáltalas una vez finalizadas. Cuando tu hijo no pueda cumplir una, en vez de regañarlo puedes decirle “para la próxima lo haremos mejor”.
Reconocimiento por los logros cumplidos
Cuando se alcance un objetivo o meta, premia a tu hijo. Si quieres niños motivados, no hay nada como incentivarlos tras un logro. Lo ideal o más recomendable es que este incentivo no sea material porque luego, ellos pueden querer manipularte a través de sus notas para conseguir algo. Puedes dedicar una tarde para que hagan algo que les guste, ver una película o llevarlo a algún sitio.
Otra forma de reconocer su trabajo es preparar su plato de comida favorito. No temas mostrarle lo mucho que valoras lo que hace, también muestra comprensión, cuando no logre lo propuesto. Debes convertirte en su apoyo y mayor seguidor. De este modo, verás cómo tu hijo comienza a estudiar con motivación.
¿Cuál es su estilo de aprendizaje?
No todos aprendemos del mismo modo. Algunos necesitan escuchar, otros son más visuales y otros quinesiológicos. Es necesario que sepas el estilo de tu niño, para que así le sea a este más sencillo aprender. Si siguen el estilo de aprendizaje que dominan se sentirán más motivados y, por ende, obtendrán mejores notas.
Niños visuales
Son aquellos que captan mejor las ideas cuando ven imágenes o efectos visuales que captan su atención. En estos casos, puedes usar resaltadores y colores. Ayuda a que tu hijo haga mapas conceptuales o busca imágenes que pueda asociar con lo que está aprendiendo. Usa las formas, figuras y todo lo que puedas emplear para que así sea más sencillo para tu hijo aprender.
Niños auditivos
Para estos, escuchando se les hace más sencillo el aprendizaje. Puedes leerle la información o hacer que la lea en voz alta. De este modo, tras escuchar lo que dice empezará a memorizar. También puedes pedirle que se grabe mientras dice lo que debe aprender y así podrá escucharse una y otra vez. Usar canciones o frases que pueda recordar también ayudará.
Niños quinesiológicos
Necesitan actividades prácticas para aprender. Aquellas donde puedan palpar y moverse. Puedes usar bloques de madera o cualquier otro objeto que creas que puede ayudar. Para este tipo de niños, lo ideal es que se tome un periodo de descanso y puedan caminar ya que esto los ayuda a organizar sus ideas. Incluso, muchos aprenden mejor cuando están de pie o acostados.
¿Qué hace que un niño esté motivado?
Además de todo lo mencionado con anterioridad, para que cualquier persona esté motivada necesita que su vida sea armoniosa. Es decir, no puedes esperar que tu hijo estudie con motivación si ve día tras día problemas en el hogar. Por ejemplo, si es testigo de peleas o sucesos que puedan afectarlo. Así que, en este caso, el mejor modo en que puedes ayudarlo es ofreciéndole un estilo de vida estable.
Tampoco se recomienda que los padres intervengan a la hora de estudiar. No se trata de que tú le hagas las tareas, debes darle su espacio. Si tiene una inquietud, es otro cantar; pero en general debes permitir que le niño haga sus tareas solo. Entre otros detalles que debes tener en cuenta están: no hacer sus deberes (como ya se mencionó); no compararlo con otros niños; evitar gritarle, amenazarlo o castigarlo.
Recuerda que se busca la motivación en el aprendizaje y si lo castigas, verá esto como algo negativo. En caso de que hagas amenazas (aunque lo mejor es evitarlas) recuerda que tienes que cumplirlas para que no pierdas autoridad. Cuando el niño haga sus tareas, recuerda eliminar los distractores (tablets, teléfonos), al finalizar, puedes permitirle distraerse con un objeto de este tipo si lo deseas.
¡Ayuda a tu hijo a soñar! Impúlsalo a imaginar lo que puede hacer en el futuro si estudia con motivación. Buscamos crear niños motivados porque son quienes nos representarán en el futuro. Así que trabaja con tu pequeño para que sea este quien represente nuestro país. Ayúdalo a soñar en grande, deja que se pierde en sus fantasías para que así estudie con más ganas.
Recuerda que los niños aprenden con el ejemplo, así que debes convertirte en su mejor modelo a seguir. De este modo, te harán caso cuando les pidas algo. Explícale de buena forma porqué es necesario estudiar y los beneficios que puede encontrar en ellos. Pero, sobre todo, no te rindas si las cosas no salen como lo esperas. En caso de que la situación se escape de tus manos, ten presente que puedes recurrir con un especialista.