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Navegar sin naufragar: Trabajo y familia durante la contingencia

La pandemia por el coronavirus ha afectado casi cada faceta de nuestras vidas, en especial para las madres y padres que trabajan, ya que ahora tienen que balancear responsabilidades laborales, escolares y familiares en el mismo espacio doméstico. Este artículo describe algunos de los retos que enfrentaron los padres de familia durante los últimos meses y presenta algunas áreas de oportunidad para apoyarlos en estas tareas.



En México, hace una semana que comenzó oficialmente el nuevo ciclo escolar en una modalidad a distancia. Los alumnos y docentes estarán separados físicamente y los procesos de enseñanza y aprendizaje tendrán lugar principalmente mediante la tecnología (televisión, radio, plataformas en línea, WhatsApp, etc.) con el acompañamiento de las madres y padres. Como siempre, las familias están haciendo todo lo posible para garantizar que sus hijos tengan un recorrido exitoso. Algunas adaptaron espacios –desde el comedor hasta la cochera–, otros buscaron útiles escolares nuevos o reciclados, y varios se han endeudado para que sus hijos tengan acceso a la tecnología que requieren para estudiar a distancia. Algunas familias, sobre todo con hijos más pequeños, decidieron probar nuevas formas de navegar y definieron su propia ruta. No cabe duda que éste será un viaje distinto al que todos estábamos acostumbrados. 
Hay muchas cosas que aprender de lo que hemos vivido en los últimos meses del ciclo escolar 2019-2020 y que pueden dar luz para decidir qué ruta escoger y cómo navegar en la tempestad. Cabe aclarar que la realidad de cada familia es diferente, pero el confinamiento por el coronavirus ha revelado ciertos patrones (positivos y negativos) sobre los que es importante conversar. La voz poco escuchada de las madres y padres de familia hace latente un reto constante pero ahora bajo circunstancias diferentes: ¿cómo lograr el balance entre el trabajo, la escuela y la familia en casa? 
Responsabilidades de la tripulación
La composición de la tripulación en esta ocasión es diferente: los docentes y los estudiantes estarán navegando en barcos distintos, que se van acompañando a la distancia (cada barco con sus propios retos); las madres y padres tendrán un rol más activo en este trayecto, que el que tuvieron en el pasado. También las responsabilidades de cada miembro de la tripulación parecen ser distintas. 
La encuesta sobre la “Educación durante la contingencia por el COVID-19” que se aplicó durante mayo y junio de 2020, bajo la iniciativa de Juntos por el Aprendizaje,[1] revela que la mayor parte del cuidado y acompañamiento escolar de los hijos recae en las madres, 57.8% y 62.5% respectivamente, en comparación con el 19.9% y 18.4% en los padres. Este sesgo no es un fenómeno reciente sino el resultado de la estructura del mercado laboral y de las normas sociales. Algunos dirán que es porque la mayor parte de las mujeres son madres solteras o se dedican al hogar, pero, al menos en esta muestra, el 72% son hogares biparentales y el 75% de las mujeres trabajaba al igual que los hombres (sin considerar al 5% que reportó haber perdido su empleo a causa de la crisis por el COVID-19) y aun así la mayor parte de la carga de los hijos y responsabilidades del hogar recayó en las mujeres. 
Aprendizajes del viaje anterior
A finales del ciclo escolar anterior, el 85% de los padres de familia mencionaron necesitar apoyo para acompañar o facilitar las actividades escolares de sus hijos desde casa, este porcentaje fue más alto entre las madres y quienes tienen hijos en inicial, preescolar y primaria. El principal apoyo que solicitan las madres tiene que ver con temas logísticos y organización del tiempo (29.3%), seguido por temas tecnológicos (26.5%), socioafectivos (19.8%), pedagógicos o de contenidos curriculares (16.5%); mientras que el principal apoyo que solicitan los padres es tecnológico (32.3%). Algunos de ellos (19%) reconocen que carecen de los conocimientos necesarios y varios (37%) que no saben cómo motivar a sus hijos para continuar con una educación a distancia. 
En general, el principal obstáculo que mencionan los padres de familia es poder adaptarse a la nueva rutina: balanceando adecuadamente el tiempo para trabajar desde casa, con distracciones constantes, y para ayudar a sus hijos con las tareas escolares. El 54% de las madres expresa que era difícil o muy difícil organizar el tiempo durante la contingencia, comparado con el 48% de los padres. Aunque tanto madres como padres reportan en promedio un aumentó en el tiempo que dedican a las actividades laborales y familiares respecto a su situación pre-COVID, las madres indican que su tiempo personal disminuyó mientras que los padres mencionan un ligero aumento.
Poco parece estar ocurriendo para brindar dichos apoyos a las familias, más allá de cierta “flexibilidad” laboral, que resulta del teletrabajo que permite, hasta cierto punto, trabajar y supervisar a los hijos, simultáneamente. 
Redes de apoyo
Según el INEGI, casi 16 millones de mujeres trabajadoras son madres y 30% de los hogares está a cargo únicamente de las madres. Antes del coronavirus, la mayoría de las madres trabajadoras dependía de un sistema de apoyo para el cuidado y aprendizaje de sus hijos. Sin embargo, el coronavirus destruyó este sistema de apoyo al forzar el cierre de guarderías y escuelas, y el distanciamiento de personas de confianza. Encargarles el cuidado de los niños a los abuelos dejó de ser una opción para muchos ya que son una de principales poblaciones vulnerables de contagio; solo el 9% de los padres que contestaron la encuesta dijeron que los abuelos apoyaban con el cuidado de los menores durante la contingencia. Desde el confinamiento, las madres y padres de familia han buscado a personas de la familia nuclear, familia extendida y grupos de amigos para contar con apoyo emocional, aunque sea a la distancia.  
Sensación de mareo
Como en altamar, muchos padres de familia han sentido una sensación de mareo y pérdida de equilibrio emocional en los últimos meses. Comparado con su situación pre-COVID, los padres de familia indican que su estrés (67%) y cansancio (47%) han aumentado. Estos aumentos son más pronunciados entre las madres que entre los padres. Muchas madres describen sentirse abrumadas, agotadas (física y mentalmente) y culpables, como no lo habían experimentado antes. A pesar de esto, más de la mitad de ellas mencionan que sus hijos han estado contentos o felices estos meses. 
Aun cuando muchos varones están compartiendo responsabilidades domésticas, la carga mental tiende a ser más alta entre las madres, quienes reportan estar continuamente buscando que todos en casa estén bien y felices. Esto en ocasiones lleva a que ellas estén más irritables, frustradas y con sentimientos de culpa. El sentimiento de culpa de las madres trabajadoras cambió de, sentirse culpables por pasar demasiado tiempo fuera de casa, a la “corona-culpa” por no ser capaces de maximizar el tiempo con los hijos y de disfrutar estar en casa con ellos, ahora que todos están todo el tiempo juntos, bajo el mismo techo, ya que tienen otras responsabilidades que atender en ese mismo espacio/tiempo. 
Usa el viento a tu favor
Mientras navegamos de forma distinta por nuevos mares, los padres de familia debemos aprender a ser flexibles, menos exigentes y ajustar nuestras expectativas para mantener la salud emocional y poder acompañar a nuestros hijos en su desarrollo. Recuerda que nadie (más que tú) espera que te conviertas en el empleado del año y en el maestro estrella, en estas nuevas circunstancias, por eso:
Enfócate en ser una buena madre o padre; es decir, en alguien que sabe tomar las decisiones correctas para buscar el bienestar de sus hijos. 
Atesora las cosas que has podido hacer con tus hijos en estos meses: cocinar, jugar, leer, conversar. 
Busca alguien en quien apoyarte cuando sientas que ya no puedas remar.  
La tierra firme se ve a lo lejos.
Autor:Mujeres Unidas por la Educación Fuente:https://www.muxed.mx/post/navegar-sin-naufragar-trabajo-y-familia-durante-la-contingencia