Este letal coronavirus complica cada vez más el desarrollo de la educación y sus modelos de enseñanza en línea.
Por más que se hagan intentos por dotar a los estudiantes (en todos los niveles) de la mejor formación, hay prácticas que necesitan hacerse en el exterior y en contacto directo con la gente, cosa que en estos momentos no ha podido ser y seguirá así durante quien sabe cuánto tiempo.
El resultado: la deserción escolar por falta de aprendizaje. Esto ocurre principalmente en el nivel superior y en la educación medio superior tecnológica. 
Estudiantes de ambos han decidido abandonar su escuela porque consideran que no están aprendiendo. El sistema de educación en línea aún no ha podido sustituir las clases prácticas por medio de la distancia, lo que sin duda deja incompleta la formación de los alumnos.

Señalo en especial a los Centros de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI), así como de los Centros de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios (CETIS); la mayoría de las carreras técnicas que ofrecen cuentan con planes de estudio de 70% práctico y 30% teórico.  

Además, los profesores se ven limitados en sus clases en línea, pues no favorecen a las especialidades que requieren trabajo de campo para comprender mejor sus implicaciones; y así se genera el efecto dominó, que contribuye a la deserción, ya de por sí un problema social desde hace décadas. 

En tiempos sin pandemia se hablaba de que 40% de la matrícula de los CECATI no terminaba sus estudios, y es lógico que el porcentaje haya aumentado.  

En la actualidad, en el nivel superior, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advirtió que más de 640 mil mexicanos abandonarán la educación superior y los programas de posgrado debido al impacto del coronavirus. En el ciclo escolar pasado el abandono fue de 8%, 305 mil 89 universitarios, la estimación para este ciclo es más del doble. 

Los factores que han provocado la deserción durante la pandemia, tanto en educación superior como técnica, según el PNUD son el desempleo, la reducción de salarios y el acceso limitado a la tecnología.

A lo anterior, yo sumo la falta de aprendizaje. Es un hecho que cuando no se logra el objetivo académico se pierde el interés.

Lo grave es que esta deserción implica mayor retroceso para México en el índice de educación en el mundo, así como en la formación de profesionistas. 

Es un reto más que nos ha puesto de frente el coronavirus. La grandeza estará en adecuar los sistemas de enseñanza en línea a las necesidades de las profesiones y carreras técnicas que así lo requieran para satisfacer a quienes están ávidos de aprender. 

SINCRONÍA: Desde el punto de vista educativo, la desmotivación es un factor sumamente influyente en la capacidad de aprendizaje, un estudiante sin motivación es una pérdida irreparable para el mundo.