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Inversión educativa en tecnología, ¿resulta útil o su alcance es reducido?

El reporte más reciente de la UNESCO sobre tecnología educativa hace un análisis mundial de la aplicación de estas herramientas en los programas académicos. ¿Qué tan eficiente resulta integrar estos recursos?



La UNESCO publicó el 2023 Global Education Monitoring Report titulado “Technology in education: A tool on whose terms?”. Este estudio sugiere hallazgos globales sobre la forma en la que la tecnología ha servido como un recurso para la educación, sin embargo, revela que en este proceso no siempre se toman en cuenta las necesidades del sector.
El propósito de divulgar esta información es dirigirlo a quienes toman decisiones políticas, para mirar desde su posición si la integración de la tecnologías educativas atiende el contexto correctamente así como las necesidades de aprendizaje. Asimismo, sirve como guía para entender que la tecnología suma a la enseñanza pero no la reemplaza, y que si se implementa debe contribuir a un desarrollo sostenible.
El lanzamiento del reporte se llevó a cabo en Montevideo, Uruguay, presentado en conjunto con el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay y la Fundación Ceibal, y con la participación de 15 ministros de educación de todo el mundo. Esta fue la primera vez que un lanzamiento tuvo lugar en América Latina, debido a que el país es reconocido por su postura pionera en tecnología en la educación.
Manos Antoninis, director del Global Education Monitoring (GEM) Report señaló que «necesitamos aprender sobre nuestros errores del pasado al usar la tecnología en la educación para no repetirlos en el futuro. Necesitamos enseñar a los niños a vivir con y sin tecnología; tomar lo que necesitan de la abundancia de información, pero ignorar lo que no es necesario; permitir que la tecnología apoye, pero nunca suplante, las interacciones humanas en la enseñanza y el aprendizaje».
En el texto se indica que el hecho de que la tecnología haya transformado la educación como varios afirman es discutible. Lo anterior, debido a que su uso digital varía según la comunidad y el contexto socioeconómico determinados, la voluntad y preparación de los docentes, así como el nivel educativo o los ingresos del país. También se explica que a menos que se trate de países tecnológicamente avanzados, las computadoras o dispositivos no se utilizan como medios de aprendizaje en el aula de forma masiva. De igual modo, se muestra que el 92 % de los recursos educativos abiertos encontrados en la biblioteca digital de OER Commons es contenido disponible en inglés.
La evidencia sobre el impacto de la tecnología educativa puede ser contradictoria, asegura el estudio. Realmente existen pocas pruebas de que esta agregue valor a la educación, ya que esta evoluciona más rápido de lo que se tiene oportunidad de evaluar su alcance. Los productos de EdTech (del inglés educational technology) cambian cada 36 meses aproximadamente y la mayoría de la evidencia viene de países más desarrollados y privilegiados. Por ejemplo, una encuesta realizada a 17 estados en Estados Unidos reveló que solamente el 11 % del personal docente y administrativo solicitó pruebas revisadas por sus pares antes de la adopción de una nueva tecnología. Incluso, la fuente de muchas de las evidencias se produce por quienes venden EdTech.
Sin embargo, la tecnología no debe ser la más avanzada para tener impacto. El reporte menciona que esta sí puede habilitar la enseñanza y los procesos de aprendizaje siempre y cuando se contextualice su uso y se cuente con un apoyo integral. Lo principal es ser específicos en el contexto. Como fue el caso del programa One Laptop per Child (OLPC), que otorgaba ordenadores sin necesidad de extensa conectividad y precargados con recursos educativos abiertos para las y los estudiantes. Este resultó no ser exitoso debido a planes de costos demasiado ambiciosos, insostenibilidad en contextos locales e integración inadecuada en los procesos pedagógicos.
Perú contó con el programa más grande ya que se distribuyeron 900 mil laptops a estudiantes rurales en desventaja, pero se determinó que no tuvo un impacto positivo en matemáticas ni idiomas, además, 40 % de los alumnos no llevó su computadora a casa. Mientras se condujo una capacitación para docentes de hardware y software, no se les preparó para incorporarlo en el aula. Los estudiantes aprendieron a copiar notas del pizarrón y realizar algunas actividades creativas, pero la estrategia careció de trabajo pedagógico.
El estudio expresa que se suele acusar a quienes promueven el uso de la tecnología en el aula de verla como la solución a cualquier problemática educativa. Además, expone que la incorporación de estos recursos puede limitar las prioridades de aprendizaje al dirigirse a las áreas más exploradas comercialmente, así como existe la posibilidad de fomentar un enfoque altamente individualista donde se desacredita la colaboración y el compromiso cívico.
Adicionalmente, se explica que si el uso de la tecnología es inadecuado o excesivo puede ser perjudicial para el alumnado. El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) realizó una evaluación internacional de gran alcance que encontró un vínculo negativo entre el uso exagerado de las tecnologías de información y comunicación y el desempeño académico. Se reveló que, en 14 países, la proximidad a un dispositivo móvil distrae al estudiante. No obstante, menos de uno de cada cuatro países ha prohibido su utilización en las escuelas.
A pesar de lo anterior, el texto describe que combinar la tecnología y aplicarla adecuadamente sí puede brindar experiencias de aprendizaje positivas. Un ejemplo es el análisis de datos que ayuda a guiar y personalizar las rutas para estudiantes, incluso proporciona retroalimentación inmediata y más precisa. Encima de que los datos generados mejoran la eficiencia de los sistemas para satisfacer las necesidades educativas del estudiantado.
El reporte de UNESCO resalta la importancia de aprender a vivir con o sin tecnología digital, siendo lo más esencial concentrarse en los resultados del aprendizaje y no en los insumos digitales. Igualmente, subraya que la relación entre la educación y la tecnología es delicada, y la comprensión de cuándo y cómo utilizarla con el fin de contribuir a los objetivos educativos es una habilidad crítica para los líderes en educación del siglo XXI.

Reflexiones para líderes educativos y órganos reguladores

Dentro del informe se hace un llamado a los integrantes de gobierno a considerar distintos aspectos a través de cuatro cuestionamientos, verificar si:
    1. ¿Es este uso de la tecnología educativa apropiado para los contextos tanto nacional como local? Es decir, constatar que la EdTech agregue valor y se alinee a los objetivos de aprendizaje. Asegurarse que la tecnología esté adaptada al contexto determinado y se cuente con recursos disponibles para los alumnos, garantizar la capacitación docente y centrar los planes de estudio en el desarrollo de habilidades para gestionar las herramientas digitales.
    2. ¿El uso de la tecnología educativa está dejando atrás a los alumnos? Lo que significa que la digitalización de la educación en ocasiones beneficia a los estudiantes que ya son privilegiados y margina aún más a otros, por ende debe buscarse que incluir la tecnología contribuya a la equidad. Establecer lineamientos nacionales con el propósito de afianzar una conectividad significativa, así como promover los bienes públicos digitales en la educación.
    3. ¿Es escalable este uso de la tecnología educativa? La variedad de productos tecnológicos educativos puede ser abrumadora y la rapidez de implementar una solución podría influir en que se tomen decisiones sin evidencia suficiente de las ventajas y costos a largo plazo. Es importante instaurar organismos que evalúen, en colaboración con diferentes actores, los recursos educativos. También realizar proyectos pilotos y ser transparentes en el gasto público para valorar el desempeño y operatividad de estas soluciones.
    4. ¿Este uso de la tecnología respalda un futuro educativo sostenible? La tecnología digital no debe verse como un proyecto a corto plazo, sino uno que incluya acomodarse a diferentes tecnologías y considere la protección de datos y privacidad, así como que vele por la legislación de un uso ético y responsable. Para ello, es relevante considerar las implicaciones de su aplicación a corto y largo plazo.
El reporte también plantea que la tecnología en educación es «un medio de entrega, una habilidad y una herramienta de planificación, y proporciona un contexto social y cultural».
Su premisa principal es que «la tecnología debe servir a las personas y que la tecnología en la educación debe poner a los estudiantes y profesores en el centro». Ante esto, considera que gran parte de esta no necesariamente fue diseñada para la educación y por ello es vital demostrar su idoneidad al integrarla.
Además, advierte que los tomadores de decisiones y demás involucrados en el sector deben tener en cuenta que la tecnología educativa debe estar diseñada para respetar las necesidades de una población diversa y asistir a la enseñanza. Igualmente, explica que en ocasiones, el ámbito comercial y los bienes comunes apuestan en dirección opuesta. El bien común debe ser una prioridad, para esto es necesario comprender que existen intereses subyacentes en el uso de tecnología digital en la educación.
Al final, el informe aclara que el atribuir resultados de aprendizaje específicos o determinantes a un hardware o software es un reto. El impacto positivo de ejecutar las herramientas EdTech depende de una alineación pedagógica sólida y la contribución del personal docente.


Autor:Observatorio de Innovaciòn Educativa Fuente:https://observatorio.tec.mx/edu-news/reporte-unesco-edtech-2023/https://observatorio.tec.mx/edu-news/reporte-unesco-edtech-2023/