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Entretejiendo redes: mujeres liderando la transformación educativa

En un mundo cada vez más interconectado, las comunidades de práctica (CdP) y las redes de aprendizaje han surgido como plataformas clave para la generación y el intercambio de conocimientos, y para el desarrollo profesional y personal. Estas estructuras y su funcionamiento están transformando la manera en que compartimos conocimientos y experiencias, especialmente en el ámbito educativo. En este contexto, y como parte de una red educativa liderada por mujeres, se puede constatar una vez más que el papel de las mujeres tiene una relevancia significativa, tanto en México como a nivel global.



Las comunidades de práctica, redes de aprendizaje o redes de conocimiento son un fenómeno relativamente nuevo, pero en rápido crecimiento. Su relevancia y éxito responden al interés y a la necesidad de intercambiar y contribuir a la generación del conocimiento de manera colaborativa, crítica y equitativa.
El concepto de comunidad de práctica se le atribuye a Étienne Wenger[1], quien, a partir de observar cómo las comunidades científicas generaban y difundían conocimiento, consideró la posibilidad de llevar esta misma metodología a otros campos, incluido el de la educación. Por su parte, las redes, aunque en esencia son similares a las comunidades de práctica, varían en su estructura y alcance, y estas pueden ser: emergente-dispersa[2], que surge orgánicamente como una agrupación organizada en torno a intereses y objetivos comunes, pero se mantiene relativamente aislada y no se conecta fácilmente con otras, o la núcleo-periferia[3] que se distingue claramente por un grupo central (núcleo) y un grupo periférico. En las comunidades de práctica, el núcleo suele estar compuesto por miembros que participan activamente, lideran discusiones y proyectos, mientras que las y los miembros de la periferia participan de manera menos frecuente y observan las interacciones del núcleo.
Su contribución al sector educativo
En el ámbito educativo, las CdP y las redes de aprendizaje buscan que su interacción suceda en un mismo espacio –por lo general, virtual– que les permita compartir sus experiencias y reflexiones sobre su práctica profesional y la de otras profesionales. Entre sus objetivos se encuentran: a) la identificación de temas en común y de actualidad, b) el intercambio sobre ideas innovadoras, c) el diálogo en torno a buenas prácticas de enseñanza, y d) el desarrollo profesional, ya sea para aprender algo nuevo o apoyar el aprendizaje de otras personas.
El rol clave de las mujeres en las comunidades de práctica y redes de aprendizaje
Las mujeres están desempeñando un papel cada vez más importante en las CdP y redes de aprendizaje a nivel mundial. Según datos recientes, poco más de la mitad de la matrícula en cursos en línea son mujeres[4], lo que demuestra no solo su interés en continuar aprendiendo, sino también más acceso a oportunidades de desarrollo profesional.
Un factor fundamental en la composición de las redes y CoP es la diversidad y la inclusión. Estas plataformas buscan incorporar diversas perspectivas y experiencias para abordar problemas complejos, y la participación de las mujeres contribuye al logro de este objetivo mediante la adopción de algunos de los siguientes enfoques y acciones[5]:
a) Enfoque colaborativo: Hay una tendencia a promover un liderazgo que incluya a todas, que sea más participativo y centrado en el trabajo en equipo, fomentando así la inclusión y la diversidad de opiniones.
b) Enfoque integral: La generación de conocimientos, el diálogo y el intercambio se traducen en nuevos recursos, políticas o acciones para la mejora educativa.
c) Comunicación abierta y constante: Se abren espacios para escuchar a todas las personas; se dialoga y se produce el conocimiento colectivamente.
d) El éxito de una es el éxito de todas: Las redes lideradas por mujeres tienden a fomentar el desarrollo de otras mujeres. Las mentorías, asesorías o apoyo de tipo profesional contribuyen significativamente a consolidar la red o CoP y a retribuirle de manera permanente.
e) Innovación y vanguardia: Hay mucho interés y capacidad de adaptarse a los cambios, de responder a las necesidades y a hacerlo de manera creativa a través del diálogo, la escucha activa y el reconocimiento de la experiencia de otras.
Si bien las mujeres que lideran y forman parte de CdP o redes de aprendizaje representan una visión renovada a las formas de colaboración, también enfrentan diversos desafíos. Entre estos se encuentran las barreras de acceso a un sinnúmero de recursos tecnológicos y formación especializada, particularmente en zonas rurales, indígenas o de bajos recursos. Asimismo, la presencia y perpetuación de estereotipos de género siguen cuestionando las competencias de las mujeres en algunos campos profesionales como las ciencias exactas o STEM. Como resultado, la representación de las mujeres en los roles de liderazgo sigue siendo muy limitada y la multiplicidad de roles que deben asumir en su día a día limitan su participación en diversos espacios de desarrollo personal y profesional[6].
A pesar de los desafíos antes mencionados, las CdP y las redes de aprendizaje ofrecen muchas oportunidades para el cambio que, al beneficiar a las mujeres, benefician a la sociedad en su conjunto. El diálogo abierto, continúo y aquel que se da en espacios seguros y de respeto permite generar ideas que transforman las dinámicas de poder y fomentan espacios más inclusivos y equitativos, lo que permite cerrar brechas de desigualdad y crear entornos de liderazgo y participación de las mujeres para las mujeres. Además, plataformas como las CdP o las redes de aprendizaje permiten visibilizar y reconocer el trabajo, esfuerzo e importantes contribuciones de las mujeres a generar un cambio positivo en su comunidad.
Finalmente, algunas recomendaciones que se sugieren para el buen funcionamiento de las CdP o redes de aprendizaje es establecer espacios abiertos a la retroalimentación y a la transformación continúa de las dinámicas de colaboración. Un claro ejemplo de esta buena práctica la vivimos diariamente con la red MUxED, donde recientemente tuvimos un espacio de intercambio para escuchar de nosotras, de nuestros intereses y de cómo hacer de esta red una que esté al servicio de todas a través del trabajo de todas. Algunas recomendaciones que surgieron de estas sesiones fueron, por ejemplo, los programas de mentorías de mujeres para mujeres que contribuyan al desarrollo profesional y a un mayor liderazgo en estos espacios de intercambio, conformar grupos temáticos con base en experiencias y trayectorias en un área, fomentar la participación en nuevas actividades, pero también los posicionamientos de la red respecto a ciertos temas, contribuir a más investigación que se traduzca en acciones prácticas, y sobre todo, abonar regularmente a la red de la manera en que a cada persona le sea posible.
Las CdP y las redes de aprendizaje para y por la educación son una oportunidad para cerrar brechas, generar un diálogo horizontal, enseñar y aprender continuamente, y garantizar que todas y cada una de nosotras tiene algo que aportar. El liderazgo y colaboración de las mujeres contribuye a la generación de conocimiento que es accesible a todas las personas por igual. Ciertamente, hay un sinnúmero de barreras y desafíos, pero la ventaja de estos espacios es que no hay límites, que podemos creer y crear lo que nuestras capacidades y creatividad nos permitan en estrecha colaboración y comunicación. Es un honor ser parte de MUxED, una red potente liderada por mujeres que buscan aportar a un presente y a un futuro más inclusivo haciéndole frente a los desafíos actuales a través de un diálogo respetuoso y equitativo.

Autor:MUXED Fuente:https://www.muxed.mx/blog/cdp-mujeres