Grupo Loga | 0

“La clave está en encontrar un equilibrio entre la enseñanza tradicional y las nuevas metodologías”

Profesor y apasionado de las nuevas metodologías, Santiago Moll (Ciutadella de Menorca, 1973) es un firme defensor de la educación inclusiva y la oportunidad que genera la diversidad, y un enamorado de la educación emocional como habilidad para trabajar el crecimiento personal.

Fuente:http://www.aulaplaneta.com/2017/09/15/entrevistas-a-expertos/santiago-moll-la-clave-esta-encontrar-equilibrio-la-ensenanza-tradicional-las-nuevas-metodologias/


Profesor y apasionado de las nuevas metodologías, Santiago Moll (Ciutadella de Menorca, 1973) es un firme defensor de la educación inclusiva y la oportunidad que genera la diversidad, y un enamorado de la educación emocional como habilidad para trabajar el crecimiento personal. En su blog, Justifica tu respuesta, un auténtico referente para los docentes, da consejos para el día a día en el aula, sobre nuevas metodologías, resolución de conflictos, educación emocional o técnicas de estudio. Charlamos con él sobre la realidad de las aulas, los retos que deben afrontar los docentes y las claves para lograr un aprendizaje motivador y eficaz.
aulaPlaneta: ¿Ha cambiado el mundo de la educación en los últimos años?
Santiago Moll: Personalmente creo que sí. Y ha sido un cambio en varias direcciones. Por una parte destacaría una mejora significativa en la formación docente gracias al aprendizaje permanente y continuo. Por otra parte, incidiría en otros aspectos fundamentales como la incorporación de nuevas metodologías, una mayor sensibilización hacia los alumnos con necesidades educativas, el desarrollo de las competencias emocionales y la incorporación de las TIC como herramienta para el aprendizaje. Son cambios significativos centrados en el docente, la metodología, la educación inclusiva, las competencias emocionales y las nuevas tecnologías. Y todo ello para beneficio de los estudiantes.
¿Qué problemas o retos afrontan los profesores en las aulas de hoy?
Yo hablaría de cuatro grandes retos. El primero tiene que ver con el liderazgo en el aula, es decir, adoptar una actitud proactiva que sea capaz de generar pasión, entusiasmo, vocación de servicio y sinergias capaces de propiciar desafíos. El segundo reto tiene que ver con la incorporación de nuevas metodologías que rompan con lo que se entiende por clase magistral, es decir, la clase en la que el docente es el protagonista en lugar de los estudiantes. En tercer lugar hablaría de la incorporación de la educación emocional o competencias emocionales en el currículo. El cuarto y último reto tendría que ver con la competencia digital del profesorado, entendiendo las TIC no como un sustituto del docente, sino como una herramienta para hacerle mejor docente.
¿La educación actual necesita nuevas técnicas o maneras de enseñar?
Creo que la clave está en encontrar un equilibrio entre la enseñanza tradicional y las nuevas metodologías. La incorporación de metodologías innovadoras como el ABP (Aprendizaje Basado en Problemas) o el aprendizaje cooperativo tienen como finalidad hacer del alumno el verdadero protagonista del aprendizaje. Y hacerlo protagonista a partir de la cooperación, la ayuda mutua, la inclusión, la creatividad, la resolución de problemas de manera creativa y, sobre todo, la potenciación del talento.
¿Qué aportan las nuevas tecnologías a la práctica docente?
Siempre he sido un gran defensor de las nuevas tecnologías, pero enfocándolas desde la perspectiva de que se trata de herramientas. ¿Qué significa esto? Pues que las nuevas tecnologías no deben verse como sustitutas del docente, sino como facilitadoras del conocimiento. Las nuevas tecnologías son una excelente oportunidad para mejorar la competencia digital, para optimizar los tiempos de aprendizaje, para deslocalizar el conocimiento, para aprender de manera autodidacta y para compartir nuestro quehacer diario en las aulas con otros compañeros a través de redes sociales, aulas virtuales o blogs educativos, por citar tres ejemplos.
¿Es importante conectar con los alumnos para un aprendizaje eficaz?
Es fundamental. Y es fundamental porque sin emoción se hace difícil un aprendizaje significativo. Soy consciente de que no es un reto fácil debido a lo abrumador de los currículos. Pero, como me gusta decir a mí, debe haber un tiempo para hacer, para trabajar los contenidos de cada asignatura, y un tiempo para ser, es decir, para trabajar aspectos tan importantes como la empatía, la asertividad, el autoconcepto, el autocontrol o las habilidades sociales. Se ha cometido el error de pensar que el docente es el único portador del conocimiento en un aula. Y eso no tiene por qué ser así.
¿Cuáles son las claves para empatizar con los estudiantes?
Uno de los grandes problemas que estamos viviendo en la actualidad es que las personas no escuchamos para comprender, sino para responder. En este sentido me parece fundamental incidir en la importancia de la escucha activa, la escucha que pone su acento en el otro, que trata de averiguar su intención, que se fija en el lenguaje no verbal y que es capaz de escuchar sin juzgar. Y más allá de la escucha activa se encuentra la que se denomina la escucha empática, es decir, la escucha no de las palabras, sino de las emociones y de los sentimientos. Para enseñar es imprescindible saber escuchar.
¿Qué importancia tiene la educación emocional del alumnado? ¿Cómo puede integrarse en el currículo?
Tal vez, una de las causas por las que está costando tanto incorporar la educación emocional en las aulas sea el hecho de que, a día de hoy, no sabemos cómo cuantificarlas. Los currículos de las asignaturas están pensados para llevar a cabo una evaluación, es decir, para que el alumno demuestre lo que sabe hacer. “Hacer”, esta es la palabra clave. Por el contrario, la educación emocional no se centra en el “hacer”, es decir, no se centra en el resultado, sino en el “ser”, en la persona, en su proceso. En este sentido es importante incidir en el hecho de que hay que poner el acento no en la educación emocional, sino en lo que se denominan las competencias emocionales, es decir, la relación entre la persona y su entorno. Y de estas competencias emocionales me gustaría destacar cuatro: el autoconocimiento de las emociones propias y ajenas, el autocontrol, la autonomía personal y las habilidades sociales.
Y el profesor, ¿también debe educarse emocionalmente?
Sin duda. Y en este sentido me gustaría lanzar una pregunta: ¿qué hubiera pasado en los centros educativos si los docentes hubieran dedicado el mismo tiempo a la formación relacionada con las TIC que a la formación relacionada con la educación emocional? Aunque hay mucho camino por recorrer, sí es verdad que cada vez son más los docentes que han tomado plena conciencia de que las emociones no tienen por qué estar fuera del aula, de que las emociones sí tienen cabida en los currículos. Por tanto, de lo que se trata es de apostar por lo que denomino la Escuela del Ser, la escuela que enseña desde el diálogo, que valora más el proceso que el resultado, que defiende la educación inclusiva y que promueve la cooperación entre estudiantes.
¿Cómo se puede motivar a los alumnos en una sociedad acostumbrada a lo inmediato y a la estimulación constante como la actual?
Uno de los motivos por los cuales hay tan poca motivación por parte de los estudiantes es que en muchas ocasiones no se les tiene en cuenta en lo referente a los aprendizajes. La motivación no nace de una explicación de un contenido por parte de un docente. La motivación nace de la curiosidad, del deseo, del asombro, de la creación de expectativas. ¿Y cómo se consigue? Muy fácil: solo hay que preguntar a nuestros estudiantes qué quieren aprender. Esa es la pregunta clave. Y, a partir de esa pregunta, se trata de poder adaptar lo que quieren saber a los contenidos de nuestras asignaturas y trabajarlo desde la cooperación. Y esto significa salir de nuestra zona de confort, replantearnos nuestra manera de enseñar sin miedo a equivocarnos. Porque el error es una forma más de aprendizaje. Sé que no es fácil, pero creo que es un punto de partida muy a tener en cuenta.
¿Qué recomendaría a los profesores para mantener la ilusión y las ganas de enseñar?
La profesión de docente es una profesión maravillosa. Y lo es porque es la única profesión capaz de crear el resto de profesiones. Personalmente debo decir que me siento un auténtico privilegiado por tener la oportunidad no sólo de enseñar, sino de aprender todos los días de mis estudiantes. Y hacerlo desde la empatía, la escucha activa, el entusiasmo, la pasión y con la mejor de las sonrisas para conquistar el lugar más maravilloso de cualquier persona: su corazón.