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María Brown Pérez: “Tenemos que retomar la educación como un hecho colectivo y de salir de la caja de la estandarización”

La ministra de Educación de Ecuador visitó el espacio que Ticmas tiene en la “Cumbre Nuevas Fronteras: Educación 360″ e hizo un balance de su gestión.

Fuente:https://sarrauteducacion.com/2023/10/20/entrevista-maria-brown-perez-tenemos-que-retomar-la-educacion-como-un-hecho-colectivo-y-de-salir-de-la-caja-de-la-estandarizacion/


Guayaquil. Enviado especial. El 26 de abril de 2021, un tuit del entonces flamante presidente del Ecuador, Guillermo Lasso, decía que María Brown Pérez iba a ser la ministra de Educación del país y con ella iban a trabajar “incansablemente por el acceso a oportunidades educativas en todos los niveles. Los niños y jóvenes del Ecuador tendrán educación de calidad”. El tuit cerraba con la bandera del país como señal de pertenencia y de orgullo.
Dos años y medio y tres días después, tras las elecciones que consagraron a Daniel Noboa como el próximo presidente de la República, la ministra estuvo en Guayaquil, en la inauguración de la Cumbre Nuevas Fronteras: Educación 360, organizada por el gobierno nacional —a través de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación— y Virtual Educa. Fue un día especial para la ciudad y también para la ministra, porque, por un lado la cumbre se plantea como una gran oportunidad para trabajar en la transformación de la educación, pero para ella comienzan los últimos actos públicos de su gestión.
Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad San Andrés de Buenos Aires y con una maestría en Educación Especial por la Universidad Tecnológica Equinoccial, Brown Pérez visitó el stand que Ticmas tiene en la Cumbre y habló de su función.
—Su participación en la Cumbre tiene un poco el aire del balance, de memoria de ejercicio. Si le pidiera dos o tres hechos de su gestión, ¿cuáles destacaría?
—El principal hito fue volver a la presencialidad luego de la pandemia. En Ecuador hubo una suspensión de clases presenciales de dos años, fue uno de los países con suspensión más prolongada, y retomar la presencialidad fue un desafío muy grande. En eso, fue necesario el respaldo del presidente. La suspensión ha tenido un efecto muy importante en el nivel de aprendizajes y, por eso, el segundo hito fue trabajar en una estrategia de nivelación y recuperación de aprendizajes. Además, hubo que encontrar a los estudiantes que habían dejado de estudiar —o que nunca lo habían hecho— y llevarlos al sistema educativo, en un proceso de búsqueda que hizo que más de 50.000 personas recuperaran la presencialidad. Es uno de los elementos de inclusión más importantes que se ha logrado dentro de la administración. Y el tercero, sin duda, es con el que cerraré la gestión: la entrega del nuevo currículo nacional y la reforma del modelo de evaluación, que son una transformación de fondo.
Tres logros destaca María Brown Pérez de su gestión: el regreso a la presencialidad lueg, una estrategia de nivelación y recuperación de aprendizajes, y lamentrega del nuevo currículo nacional (foto: Mateo Di Franco)Tres logros destaca María Brown Pérez de su gestión: el regreso a la presencialidad lueg, una estrategia de nivelación y recuperación de aprendizajes, y lamentrega del nuevo currículo nacional (foto: Mateo Di Franco)
—Ya le pregunto por el currículo, pero, antes, en relación con los aprendizajes, un informe de UNESCO de toda la región señala que cayó el nivel de lectocomprensión en niños y niñas. Ecuador no es el país que más cayó, pero se dice que uno de cada dos chicos de tercer grado de primaria no comprenden lo que leen. ¿Qué propuestas tuvo el Ministerio para revertir esa situación?
—El informe al que hace referencia se elabora sobre la base del estudio comparativo del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO. Ecuador ha formado parte de esa evaluación y, ventajosamente, podemos comparar nuestros resultados a lo largo del tiempo. Sin embargo, la última prueba del LLECE fue en el 2018 y los resultados que se publicaron recientemente son previos a la pandemia.
—Se puede asumir que nuevos datos darían una caída más sensible.
—Ecuador está más o menos en el rango regional. Cerca del promedio, a veces un poquito por encima. Por las evaluaciones que hemos realizado localmente, hemos visto que los estudiantes que están en la primaria baja, que es el momento de la adquisición de las habilidades de comprensión lectora, han presentado un mayor rezago respecto a lo que se esperaba para niños de su misma edad antes de la pandemia. También tenemos información relevante de qué ha funcionado y qué no, porque una de las “ventajas” de que esta sea una emergencia mundial es que hay mucha más investigación y más difusión de esta información también. El Banco Interamericano de Desarrollo, lo mismo UNESCO, investigaron las metodologías de enseñanza de la lectura que tienen mejor impacto en menor tiempo. Hoy sabemos que las que funcionan mejor son las aproximaciones a través de la metodología fonética.
—¿Trabajaban la alfabetización con el enfoque holístico?
—Estamos abandonando ese enfoque y concentrándonos en las metodologías que funcionan, y para eso vamos a adoptar el uso de estrategias que ya han funcionado en otros países. Por ejemplo, tenemos un convenio con el Ministerio de Educación de Chile, para usar los recursos de su plan de nivelación de lectura. Otro cambio es en la evaluación, que ahora le da más peso a la habilidad de comprensión y fluidez lectora. Hemos buscado generar un mecanismo de alertas tempranas de pobreza de aprendizaje para no esperar al final del año lectivo a darnos cuenta que estamos teniendo dificultades, y establecer mecanismos tanto de acompañamiento psicopedagógico como de educativo y pedagógico.
—¿Incorporaron horas de lectura?
—Se incorporó una hora semanal de lectura que no tiene por fin tener calificación, sino dar un espacio designado para que la comunidad educativa lea. Porque otro de los desafíos es que nuestros docentes leen muy poco: hicimos una encuesta y muchos reportaron no leer ni un libro al año. Para enseñar el amor a la lectura, primero, como docentes, lo tenemos que tener. Por lo tanto, hay que fomentar espacios para que los docentes practiquen la lectura y sean un ejemplo para los estudiantes.
—¿Eso se aplica también al uso de la tecnología y la inteligencia artificial?
—Demostrar con el ejemplo: sin duda, ese es uno de los mecanismos. Pero también muchas veces los propios estudiantes pueden tener más facilidad de acceso a los conocimientos en estas áreas, y ahí creo que, complementario con dar el ejemplo de un uso responsable, hay que hacer un ejercicio de humildad. A veces los profes aprendemos de los niños, y ponerse en la posición de humildad para observar, aprender, escuchar, y luego planificar de manera adecuada es muy importante. Hay que monitorear el dominio de las tecnologías y ver cómo podemos apuntalar el conocimiento de otros estudiantes en el aula con un estudiante que, a lo mejor, ya tiene esa fortaleza.
La ministra María Brown Pérez participó en la Cumbre Nuevas Fronteras en un panel junto a Andrea Montalvo (secretaria de la SENESYCT)La ministra María Brown Pérez participó en la Cumbre Nuevas Fronteras en un panel junto a Andrea Montalvo (secretaria de la SENESYCT)
—¿Cómo es la articulación entre el bachillerato y la universidad?
—En la reforma que vamos a presentar, hay una transformación integral del bachillerato. Los estudiantes van a tener la posibilidad de especializarse en las áreas en donde consideran que ven un futuro profesional. Hemos tenido ya por muchos años el bachillerato técnico, que estaba enfocado más en técnicos industriales, agropecuarios, y lo que hacemos es ampliar la posibilidad de especialización en otras áreas del conocimiento científico y humanístico, para que puedan también enfocarse, por ejemplo, en áreas de ciencias de la salud, en educación y en otras para que en la universidad tengan una base más sólida para la carrera que van a elegir. Esto no es un cambio sencillo, y las mismas universidades deben revisar sus carreras para adecuarse al nivel o al perfil con el que sale el estudiante. O sea, la articulación no es sólo responsabilidad de la educación secundaria, sino también de la superior.
—¿Por qué eliminaron el examen unificado para acceder a la universidad?
—Al eliminar el examen, le dimos autonomía a las universidades. No debe ser confundido con que no existe un proceso de admisiones. Muchas veces la ciudadanía puede confundir eso y pensar que hay un acceso completamente libre. No es el caso. Pero el acceso ahora es más democrático, porque los estudiantes pueden optar a cuantas universidades quieran y a cuantas carreras quieran. Pero tienen que hacer un proceso de admisiones. La universidad recupera la autonomía.
—Hace años se decía que en el futuro, la mitad de los trabajos que iban a tener los chicos que estaban en la escuela no habían sido creados. Ahora se dice que, en ese futuro mediato, el 50% de los trabajos va a dejar de existir. Es la misma idea, pero desde una mirada pesimista. ¿Cómo prepara la escuela primaria a los estudiantes en este contexto de incertidumbre?
—Si queremos resultados diferentes, tenemos que hacer las cosas de manera diferente.
Lograr la transformación en el aula es el principal desafío. Venimos de un sistema educativo que sigue siendo, en gran medida, un modelo “bancario”. Para aplicar la reforma curricular que planteamos no solamente tiene que haber un cambio en el qué se enseña, sino en el cómo se enseña. Y el cómo depende del docente que está frente a esa aula. Un elemento importante en esta reforma fueron las encuestas que les hicimos a los propios jóvenes: qué quieren aprender, cuáles son los principales desafíos que ven en el mundo y en su sistema educativo. Muchas veces los adultos conversamos entre nosotros, cuando los jóvenes son el principal beneficiario y el actor principal del proceso. Y una de sus principales preocupaciones fue el desarrollo sostenible, y tener un entorno educativo cómodo y seguro. Tenemos que retomar la educación como un hecho social, como un hecho colectivo y tratar de salir de la caja de la estandarización de los procesos, de la estandarización de la evaluación
—A Ecuador, como país dolarizado, ¿le resulta muy caro sostener la educación?
—Ecuador invierte un poco más de 3% del Producto Interno Bruto en educación básica y media. Está muy por debajo de lo que establece la Constitución, que es del 6%. Pero a mí, más que el porcentaje, me parece importante hacer una evaluación de la inversión por estudiante. Justamente por ser un país dolarizado, tenemos salarios docentes por encima del promedio regional. El principal rubro de la inversión de la educación pública es la remuneración de los docentes, lo cual está muy bien. El desafío es mantener una inversión en estos rubros que pueden ser cambiantes, que no dependa de un cambio de gobierno si se invierte en tecnología, si se invierte en formación profesional docente. El desafío principal de Ecuador es que la inversión en educación sea una política de Estado y no una política de gobierno.