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5 consejos para trabajar la educación emocional en Infantil

La educación emocional, cada vez más, está cobrando un papel protagonista en el ámbito educativo. Son muchos los docentes que se interesan y se forman en educación emocional.



La educación emocional, una oportunidad ante la situación actual

La pandemia actual hizo que los alumnos siguieran el curso desde un confinamiento excepcional. Esta situación repercutió claramente en las rutinas y hábitos escolares como también obligó a los alumnos a distanciarse de sus compañeros y otros agentes educativos, hecho que incide directamente en su proceso de socialización. Ante la vuelta a los centros después del confinamiento, los docentes estáis realizando un esfuerzo enorme para posibilitar que los alumnos puedan continuar aprendiendo con una cierta ‘normalidad’.
A este esfuerzo se le ha sumado una vorágine emocional en el que el miedo, la frustración y la incertidumbre junto con las mascarillas, el gel hidroalcohólico y la distancia forman parte del día a día escolar. Por este motivo, la educación emocional representa una gran oportunidad ante la ‘nueva normalidad’ dado que es una gran herramienta para desarrollar la paciencia, la fortaleza, la autoestima y la valentía.
A continuación vamos a darte 5 consejos muy claros para trabajar la educación emocional en la etapa Infantil, en tiempos de covid. Además de los consejos, te iremos explicando cómo lo llevamos a cabo en nuestro programa para la Etapa Infantil, Inspira.

1. Ofrece situaciones y experiencias para reconocer las emociones

Las emociones, ya sean positivas o negativas, surgen en diferentes momentos y pueden afectar al equilibrio y desarrollo saludable de los alumnos. Con el objetivo de desenmascarar ciertos comportamientos negativos y tóxicos es necesario que ayudes a tu alumno a identificar la emoción que le está desbordando y descubrir el porqué está emoción protagoniza sus pensamientos y acciones. Para ello, es necesario ayudarles a identificarlas mediante preguntas: ¿Te hace sentir bien o mal estar así?; ¿en qué parte del cuerpo notas que no estás bien?; ¿en qué momentos te sientes así?
Es necesario concienciar sobre estos momentos y ayudar a tus alumnos a reconocer esas emociones mediante soportes visuales. Por ejemplo, en Inspira ofrecemos cuentos, actividades y dinámicas que facilitan la identificación de las emociones y la asociación de éstas con determinadas experiencias.


Además, se ofrecen las cartas de las emociones, con las que los alumnos pueden jugar a identificar las emociones de los personajes de Inspira. A lo largo de los tres cursos, los alumnos tienen la posibilidad de conocer e identificar 12 emociones que se van trabajando de forma secuenciada:
3 años: Alegría, tristeza, miedo y asco.
4 años: Vergüenza, rabia, inquietud y asco.
5 años: Sorpresa, admiración, envidia y amor.


2. Crea momentos y espacios para expresar las emociones

Identificar una emoción es el primer paso para conseguir personas inteligentes emocionalmente, pero saber expresarlas es el siguiente paso y no resulta nada fácil de entrada. Sobre todo, si tenemos en cuenta que en la educación infantil los más pequeños están en el proceso de adquisición y expresión del lenguaje.
Es necesario ofrecer momentos y espacios de reflexión para permitir a tus alumnos expresar cómo se sienten y porqué se sienten así.
Para ello, se debe establecer rutinas diarias que favorezcan la expresión emocional.
En Inspira, por ejemplo, ofrecemos consejos y dinámicas, como por ejemplo establecer una rutina matinal en que los alumnos, de forma voluntaria, puedan compartir cómo se sienten y por qué se sienten así; actividades y juegos que desarrollan la expresión emocional así como preguntas guía para facilitar a los alumnos expresarlas.

3. Proporciona técnicas y herramientas para regular las emociones

Aristóteles, filósofo griego, ya en el siglo IV a.c, afirmaba que: “cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.
Una vez que los alumnos comienzan a identificar y expresar las emociones y las respuestas que desencadenan de ellas, es necesario que aprendan a tomar conciencia de cuándo y cómo expresarlas.

Es necesario ayudar a tus alumnos a adquirir las herramientas necesarias para controlar sus impulsos y regular las emociones que están sintiendo.
En Inspira, por ejemplo, ofrecemos cuentos, actividades y técnicas que ayuden a los alumnos a tomar conciencia de la necesidad de saber expresar y compartir sus emociones. Y la importancia de hacerlo sin dañarse a uno mismo y a los demás, desarrollando así la autoestima, la empatía y la bondad.

Incorporamos el mindfulness y el yoga como herramientas para calmar la mente y el cuerpo.
Estas herramientas están avaladas por la neuroeducación, ya que los resultados científicos demuestran que la práctica de estas actividades hace disminuir el nivel de estrés, y equilibran emociones como la tristeza o la ira.

4. Detecta la necesidad de expresar y regular situaciones emocionales en cualquier momento de la jornada escolar

Como hemos comentado anteriormente, las respuestas emocionales pueden desencadenarse en cualquier momento y ante cualquier situación.
Por ello, te recomendamos estar atento a cualquier conflicto que pueda darse a lo largo de la jornada escolar ya que cualquier experiencia representa una oportunidad de aprendizaje emocional.
Cuando una emoción nos desborda, este desbarajuste emocional repercute negativamente en la atención, la memoria y el aprendizaje.
Al inicio de la puesta en práctica de la educación emocional, deberemos detenernos aunque se esté llevando a cabo una actividad o una práctica curricular ya que, tal y como comparte José María Toro, maestro y escritor, «de qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia».

En una sesión de Inspira, por ejemplo, los alumnos escuchan el cuento de El gorrión y el espantapájaros, que trata sobre las disputas y las emociones de ambos. A partir del cuento, se inicia un diálogo con el que se invita a los alumnos a identificar aquellas situaciones o hechos que les enfada; como reaccionan cuando se enfadan; qué consecuencias tiene, etc.
El objetivo de estas actividades es que los alumnos tomen conciencia de cuando se enfadan, cómo reaccionan e iniciarse a la regulación de emociones como la rabia o la tristeza.
De esta manera, y de forma progresiva, les iremos dotando de autonomía para que en un momento dado sean capaces de identificar la emoción que les desborda e ir adquiriendo herramientas y estrategias para regularla.

5. Permite la transferencia de los conocimientos, habilidades y herramientas emocionales en cualquier ámbito de la vida

Como te hemos ido explicando, de nada sirve que la educación emocional se desarrolle en el ámbito escolar si estas habilidades y capacidades no se transfieren a otros ámbitos como el familiar o el social.
Las familias juegan un papel fundamental dentro de la educación emocional. Por ello, te recomendamos invitar e incluir a las familias en este proceso.
En Inspira, por ejemplo, explicamos a las familias que es importante que conozcan lo que se está trabajando dentro del aula y que estos aprendizajes se pongan en práctica también fuera de ella. Para ello, se puede establecer sesiones periódicas en que conozcan y pongan en prácticas las técnicas y juegos emocionales que se llevan a cabo en el aula.



Autor:Tekman
Fuente:https://www.tekmaneducation.com/blog/consejos-educacion-emocional-infantil/?utm_campaign=Newsletters%20NB&utm_medium=email&_hsmi=108647376&_hsenc=p2ANqtz-_K1So3LDGt7umZkh-hDAlZA0T020z_V2ZN8_XmDIfB8b4HnEk7hRRhQYPeUstnf0STeLnUdMFsUZUG7ChlxGFD9yCLIjpc-x9964K