El concepto de “estudiante mediador” se refiere a un alumno que ha sido capacitado para ayudar a resolver conflictos entre sus compañeros en un entorno educativo. Los estudiantes mediadores actúan como intermediarios neutrales y facilitan la comunicación entre las partes en conflicto, con el objetivo de llegar a una solución pacífica y mutuamente aceptable. Ello no resta autoridad al docente. Bien al contrario, constituye un complemento ideal sobre la base del dicho de que ‘perro no come perro’: un alumno siempre le será más próximo a otro.
Los objetivos de esta figura pasan, en primer lugar, por promover un ambiente escolar positivo, fomentar la convivencia pacífica y el respeto mutuo entre los estudiantes, reducir la incidencia de conflictos y violencia escolar, desarrollar habilidades interpersonales de resolución de conflictos, comunicación efectiva y empatía.
También tiene como misión mejorar la capacidad de los estudiantes, en definitiva, sus propios compañeros, para manejar sus propias disputas de manera constructiva, al tiempo que dar a los estudiantes un papel activo en la creación de un ambiente escolar positivo.
Para eso, que es lo principal, el estudiante mediador debe comprometerse a lo que se conoce como la ‘escucha activa’, que no es sino prestar atención a las preocupaciones y sentimientos de las partes en conflicto sin juzgar ni tomar partido, además de ayudar a las partes a expresar sus puntos de vista y sentimientos de manera clara y respetuosa, y a asegurarse de que todas las partes se sientan escuchadas y comprendidas.
De igual modo, tiene encomendado ayudar a las partes a identificar las causas del conflicto, guiarles en la generación de posibles soluciones que sean aceptables para todos los involucrados, facilitar la negociación de un acuerdo que resuelva el conflicto de manera equitativa y, por último, ayudar a las partes a comprometerse con la implementación de la solución acordada.

Técnicas de escucha activa, como ya se ha apuntado; comunicación no violenta; parafraseo y clarificación, y capacidad de resolver conflictos, para lo que, previamente, habrá procedido a la identificación de problemas y causas subyacentes, estudiado estrategias de negociación y compromiso y preparación en el manejo de emociones y estrés.
Ya nadie pone en duda que el programa de estudiantes mediadores es una estrategia efectiva para promover la resolución pacífica de conflictos y mejorar la convivencia escolar. A través de la capacitación y el apoyo adecuados, los estudiantes mediadores pueden desempeñar un papel crucial en la creación de un ambiente escolar positivo, donde el respeto y la comunicación efectiva son la norma.

Prueba de ello es Castilla y León, cuya Consejería de Educación considera la mediación escolar como una actuación estratégica para la mejora de la convivencia en las aulas de la región. Desde los inicios del Plan de Convivencia, en el curso 2004-2005, la mediación ocupa un lugar central por su valor como actuación preventiva, de ayuda y de intervención ante el conflicto. De hecho, en ese mismo curso se estableció ya la figura del alumno ayudante y mediador y, en 2006-2007, el departamento que en la actualidad dirige Rocío Lucas comenzó a ofrecer formación anual en ayuda y mediación para el alumnado y el profesorado.
En los últimos años, se han formado más de 5.000 estudiantes y 2.000 docentes y, solo en el curso pasado, estas actividades llegaron a 317 alumnos y 124 profesores de más de 60 centros de la Comunidad.
En este contexto se ha desarrollado hace unos días la jornada autonómica de buenas prácticas de convivencia escolar, en la que se han presentado experiencias de buena convivencia de nueve centros de las distintas provincias de la Comunidad.
La jornada, inaugurada por la directora general de Planificación, Ordenación y Equidad Educativa, María Isabel Tovar, ha contado con la participación de miembros de equipos directivos, de los departamentos de Orientación y los coordinadores de convivencia de los centros escolares, además de inspectores y asesores técnicos docentes de las direcciones provinciales.
En este intercambio de experiencias, se ha tenido la oportunidad de debatir y reflexionar sobre cuestiones referidas a aspectos organizativos y metodológicos -claves para abordar la mejora de la convivencia en un centro escolar-, y se han presentado pautas de intervención, técnicas y estrategias para la creación de entornos más seguros y saludables para la comunidad educativa.
La iniciativa ha concluido con la conferencia-taller ‘Por qué y cómo implementar un programa de mediación escolar en un centro educativo’, que permitirá dotar al alumnado de competencias sociales que favorezcan su desarrollo integral y faciliten los procesos de enseñanza y aprendizaje en continuación con la apuesta por la mediación escolar que la Consejería de Educación lleva años implementando.