La versatilidad de las y los profesores es de admirarse. No solamente deben ser expertos en su área, sino que deben tener los conocimientos necesarios para compartirlos e impartirlos eficazmente a un grupo de personas a través de la meticulosa planeación de sus clases, tareas, proyectos y demás actividades; así como realizar el trabajo de corregir y evaluar cada una de ellas. Adicionalmente, para las personas dedicadas a la docencia tendrá que ser una normalidad pararse y hablar frente a un público, el cual, en muchas ocasiones, requiere ser estimulado para captar su atención y así comenzar a transmitirle nuevos aprendizajes.
Por lo que, contar con estructuras de apoyo que ayuden al profesorado a planificar no solo los temas y clases con anterioridad, sino la ruta que seguirá para mantener al aula motivada y atenta es de gran ayuda para optimizar no solamente su apretada agenda, sino la eficiencia de sus clases y la correcta difusión de la información a su alumnado.
Para esto, Robert Gagné, un psicólogo y pedagogo estadounidense, publicó en 1965 su libro, “Las condiciones del aprendizaje”, el cual tuvo un gran impacto en el ámbito de la psicología educativa al identificar las condiciones mentales del aprendizaje. En este libro se incluye una interesante estructura, la cual guía al profesorado hacia las nueve etapas de instrucción, que son hitos relevantes a lo largo de una clase para potencializar el aprendizaje de las y los estudiantes. Según el autor, al seguir los eventos en orden consecutivo, las y los aprendientes estarán más interesados, involucrados y motivados durante las clases; donde, adicionalmente, se mejorará y apoyará increíblemente sus procesos internos de aprendizaje. Dichos eventos son los siguientes:

De igual manera, un gesto afirmativo como una sonrisa o confirmar que la respuesta es correcta puede ser una manera indirecta para retroalimentar rápidamente al estudiantado.

Cabe mencionar que antes de dar este paso, se debe brindar con una apropiada retroalimentación a cada alumno por medio de prácticas, tareas y actividades antes de continuar con evaluaciones más complejas.

Utilizar esta estructura en conjunto con la Taxonomía de Bloom pueden ser herramientas muy valiosas para no solamente tener una mayor organización y manejo del tiempo, sino para tener guías concretas que apoyen al profesor en visualizar la estructura de sus clases así como la manera en la que impartirá su materia.
La asistencia del alumnado es primordial para su aprendizaje, en donde adquieren nuevos conocimientos, aprenden a manejar su tiempo, desarrollan valores como la responsabilidad y esfuerzo y descubren nuevas perspectivas. Por lo que enriquecer la estructura de clase también será muy valioso para su experiencia académica.
Cada profesora o profesor cuenta con una larga trayectoria llena de experiencias y conocimientos que forman la manera y estilo en que instruyen dentro del aula, sin embargo, no está de más conocer estructuras y guías que pueden ayudar a fortalecer sus habilidades pedagógicas y comprender más acerca del proceso de aprendizaje del cuerpo estudiantil. Y tú, ¿utilizarías esta propuesta para armar tu próxima clase?