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Debemos reforzar la educación en valores desde la escuela primaria

El catedrático de Economía, autor del libro La confianza no tiene precio, argumenta que la visión humanista de las compañías, situando a las personas en el centro, genera espacios de trabajo más productivos y atrae talento.

Fuente:https://cognicion.com.mx/debemos-reforzar-la-educacion-en-valores-desde-la-escuela-primaria/


¿Por qué ha considerado relevante participar en este foro que aborda la empresa con una visión humanista?
La concepción que tengo de una compañía es la de una organización humana que funciona gracias a su principal activo: las personas que la componen, tanto dirigentes como el resto del personal. La clave de la competitividad es la cultura que se desarrolla en su seno, y por lo tanto, la visión humanista es esencial en los espacios de trabajo, situando a las personas en el centro. Eso permite generar un clima confiable y atraer talento.
En su libro se menciona la fábula del escorpión y la rana. ¿Cree que desprender confianza personal se puede desarrollar o es inherente a la genética?
Esta fábula sirve para ilustrar que la confianza forma parte del carácter de la persona y de sus valores, que se forman a lo largo de la vida. Como afirmaba Aristóteles, son los hábitos —la práctica habitual de obrar bien y tener en cuenta el interés de los demás— los que la construyen. Por lo tanto, la capacidad de ser una persona confiable se puede aprender.
¿Qué ha cambiado en el panorama internacional desde la publicación de su libro?
Las acciones del presidente Trump han aumentado la desconfianza de sus socios y rivales. Rompe acuerdos previos, no es previsible y no hay garantía de que cumplan sus compromisos. Además, basa su política en la transacción —a ver qué puede obtener— y no en la relación; y para crear una relación tienes que crear confianza. Su llegada a la presidencia, por segunda vez, pone aún más de aliviar la necesidad de cultivar valores humanistas que permitan a la sociedad aumentar la confianza entre las personas y las administraciones públicas.
Por lo tanto, puede erosionar aún más la confianza en los poderes públicos y ser contraproducente para los objetivos que dice tener para Estados Unidos, porque está rompiendo alianzas con otros países mientras su principal rival, China, está tejiendo esas alianzas en distintas partes del mundo.
¿Es la desconfianza el río revuelto donde prosperan los radicalismos?
Correcto. Es cuando aparecen los embaucadores con soluciones simplistas a problemas complejos y mensajes que tratan de confortar a una sociedad que ha perdido puntos de referencia. En el libro argumento que las democracias se fundamentan en el liberalismo político, que no da una orientación moral a la sociedad, y esto comporta que algunas personas, ante los cambios tecnológicos o culturales —como las migraciones—, sientan angustia respecto a su futuro.
Un líder populista ofrece respuestas sencillas, rechazando lo nuevo y lo ajeno.
¿Considera que se están perdiendo los valores humanistas en la gestión empresarial?
Falta lo que este foro ha hecho: situar el foco en el desarrollo de valores que favorecen la cooperación en la sociedad. Todo proyecto humano es colectivo, en un entorno de libertad combinado con dosis de altruismo necesarias para el bien común. Tenemos una población más formada en aspectos técnicos, pero no en valores.
Para solventar la crisis global de pesimismo con respecto a las políticas públicas ya las personas debemos reforzar la educación en valores desde la escuela primaria. La confianza exige un grado de altruismo que también se puede educar.
Las empresas son las instituciones mejor valoradas por la población, por delante de ONG, gobiernos o medios de comunicación. ¿A qué se debe esta diferencia?
Las estadísticas que he utilizado en el libro muestran que las empresas también han sufrido una pérdida de confianza, y la gran crisis financiera es un ejemplo. En particular, la desconfianza se genera más hacia las grandes empresas, no en las pequeñas o medianas.
Aun así, la empresa sigue siendo la institución a la que acuden las personas cuando falla el sector público. Son capaces de generar confianza si asientan esa cultura interna de compromiso con sus empleados y de propósito empresarial para solucionar problemas de la sociedad, con productos y servicios atractivos para los consumidores y usuarios. A la institución pública le cuesta mucho más generar confianza por el cortoplacismo electoral.
¿Puede una compañía restablecer la confianza perdida o, por el contrario, es como un jarrón roto que, aunque se peguen las piezas, siempre queda una huella?
Una empresa puede recomponer la confianza, pero nunca será lo de antes. Mantenerla es clave y, para ello, debe contar con una gobernanza sólida acorde con los valores fundamentales. Por experiencia, insisto en que el dirigente tiene que obrar según lo que dice; De lo contrario, el equipo no responde.
¿Por qué escasea la cultura financiera en los centros educativos españoles?
Uno de los problemas que tiene España son sus planos educativos, que son muy rígidos y no se adaptan a las nuevas realidades sociales. Las instituciones educativas públicas no responden al mercado ni a las necesidades, sino a los intereses de los cuerpos funcionales.
Soy partidario de cuerpos funcionales independientes del poder político, sometidos a la supervisión de la sociedad a través de instrumentos democráticos.