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Regresa a clases con un árbol”

Niños plantando un árbol durante el primer día de clases del ciclo 2021-2022.



Ayer, lunes 30 de agosto, las escuelas mexicanas abrieron sus puertas después de haber permanecido cerradas más de 17 meses debido a la pandemia. Desde el lunes, más de 25 millones de niñas, niños y adolescentes podrán regresar a las aulas de manera voluntaria y escalonada, de acuerdo con los protocolos establecidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México. Aunque muchas familias esperaban con ansias esta apertura, hay muchas otras que no están de acuerdo con este regreso a clases presencial. Hasta hace unas pocas semanas había mucha incertidumbre y miedo ante el inminente regreso a clases, no solo por el aumento de contagios y la variante Delta, sino también por las carencias que ya presentaban muchos planteles escolares desde antes de la llegada del COVID-19. Durante los meses de cierre, las aulas sufrieron deterioros y robos de material escolar, mobiliario, equipo de cómputo y hasta sanitarios. Incluso mamás, papás y familiares participaron en las jornadas de limpieza de las escuelas. Este regreso a clases histórico se llevó a cabo entre una mezcla de sentimientos: nervios, emoción, miedo, enojo, frustración, felicidad e incertidumbre.
Todos estos sentimientos son válidos y comprensibles. Aunque el personal docente ya fue vacunado hace unos meses con la vacuna CanSino, muchas familias, estudiantes, maestras y maestros temen que con el regreso a las aulas aumenten los contagios. No debemos olvidar que, en México, el cuidado de los menores de edad muchas veces está a cargo de las abuelas y los abuelos. Ante la falta de una infraestructura pública sólida y suficiente para el cuidado de los niños, las redes de apoyo con las que cuentan las mamás y papás que trabajan normalmente se limitan al núcleo familiar y a la escuela. Estos meses de pandemia han sido muy duros y complicados para las familias mexicanas.
Para los escépticos y críticos, esta tercera ola de la pandemia no era el momento idóneo para este regreso a clases, pero ¿habrá un momento ideal? Si algo hemos aprendido desde la llegada del COVID-19 a nuestras vidas en 2020, es que este virus es impredecible. Cuando pensamos que ya estamos de salida aparece una nueva variante, cuando nos empezamos a relajar surge otra ola de contagios y muertes. En marzo del 2020 pensábamos que el confinamiento sería solo por unos meses, pero un año y cinco meses después seguimos en la incertidumbre. Tal vez el uso de mascarillas y gel desinfectante se quede por unos años más, tal vez tengamos que aprender a vivir con este virus.
Si bien muchas mamás, papás, abuelas y abuelos, docentes y estudiantes prefieren quedarse en casa todavía por unos meses más, ya sea porque pueden permitírselo, porque en la escuela sufren de bullying o acoso, o simplemente porque se sienten inseguros fuera del hogar, existe la contraparte. Muchas otras niñas, niños y adolescentes están contentos con poder regresar a las aulas. Para muchos, más que un centro de aprendizaje, la escuela es un refugio, un lugar seguro, un espacio para socializar y formar redes de apoyo.
Para mí, este regreso a clases presenciales en México no se trata tanto de recuperar el nivel académico de los estudiantes, se trata más bien de una medida de contingencia para apoyar la salud mental y el bienestar no solo de los millones de estudiantes mexicanos, sino también de la salud mental de sus familias. Prueba de ello es la campaña “Regresa a clases con un árbol”. Gran parte de la cobertura que la prensa hizo ayer sobre el regreso a clases se enfocó en los protocolos y medidas de higiene, en el miedo y la incertidumbre que se vivieron en la primera jornada, sin embargo, no vi que ningún medio mencionara esta campaña organizada por la SEP y la Semarnat que tiene por objetivo impulsar acciones de educación ambiental en los niveles de educación básica, media superior y superior y fomentar una cultura de la sostenibilidad.
La primera acción que llevaron a cabo las niñas, niños y jóvenes que retornaron a las aulas el día de ayer fue plantar un árbol. Este programa busca que estudiantes y maestros tengan contacto con la naturaleza tras meses de resguardo en casa y que reflexionen sobre la relación del ser humano con su entorno. Más allá del acto simbólico de plantar un árbol, la campaña “Regresa a clases con un árbol” comprende además la introducción de la gestión ambiental escolar en las escuelas públicas mexicanas, la aplicación del programa “De escuela limpia a escuela sustentable” que fomenta el consumo responsable en los centros escolares y el manejo adecuado de residuos sólidos, la formación de docentes en temáticas ambientales en todos los niveles educativos y la inclusión de la dimensión ambiental en la currícula escolar.
Me parece importante destacar estas acciones que tuvieron tan poca cobertura mediática y que, sin embargo, son muy valiosas y vale la pena destacar en medio de todo el debate, crítica y polarización sobre este regreso a clases. Sin restar importancia, por supuesto, a la salud y bienestar de toda la comunidad educativa del país, estaremos atentos a los pormenores de este ciclo escolar 2021-2022 y ya iremos comentando sobre ello en las próximas semanas. ¿Y tú, cómo viviste este regreso a clases? Los leo en los comentarios.

Autor:Observatorio de Innovaciòn Educativa
Fuente:https://observatorio.tec.mx/editorial/regreso-a-clases-mexico-2021